Autor: Sébastien Perez / Ilustrador: Benjamin Lacombe
Retratos gatunos (enlace aquí) y Destinos perrunos (enlace aquí) son dos álbumes ilustrados de poemas sobre gatos y perros. En cada poemilla, Sébastien Perez cuenta la historia de un gato o un perro en la que se ponen en juego los comportamientos de estos dos animales. Son relatos llenos de picardía, capricho, ternura, crueldad, ingenio y, en el caso de Destinos perrunos, también humor negro y tragicomedia. Los poemas están acompañados de las ilustraciones de Benjamin Lacombe, que no se limitan a describir, sino que muchas veces complementan la narración. Podría decirse que el texto está envuelto en los dibujos, pues en estos dos libros la ilustración parece predominar sobre el relato. Al menos eso es lo que deduzco de las reseñas que he podido leer: en general son recomendaciones de personas que aman a los gatos y los perros y que, además, son admiradoras de Lacombe, por lo que alaban casi exclusivamente el trabajo de ilustración, pero, en general, hacen referencias muy someras al trabajo de escritura de los poemas, cuando no lo pasan directamente por alto. Se llega a decir que los libros «se leen en un suspiro». ¡En un suspiro! Me da un soponcio. Lógicamente así es porque son textos ligeros, pero eso no les quita mérito.
Este olvido de la parte literaria me atrista una miaja, porque veo que ocurre con muchos álbumes ilustrados. Con dibujos tan deslumbrantes, el texto apenas importa, y las reseñas de revistas y blogs así lo demuestran. A veces más que olvido lo que se transmite es una falta de sentido crítico, pues he llegado a leer de Retratos gatunos críticas tan poco acertadas, a mi juicio, como que los poemas tienen una «relativa» estructura, pero que hay que perdonarlo puesto que se trata de «una traducción», y ya se sabe que en traducción «no es fácil respetar todos los aspectos del texto original». Que me da, o sea. Puedo entender que el texto se pase por alto, pero no que se analice tan torpemente. Me gustaría responder a este ultraje para reconocer como se merece la labor de los traductores del mundo; y también para hacer un llamamiento a los autores de reseñas literarias: creo que muchas veces, al emitir una opinión, podrían subir un poco el nivel de autoexigencia. No digo yo hacer una tesis, pero sí aspirar a un poco más de criterio, ofrecer argumentos, aportar referencias, en fin, analizar bien los contenidos. La opinión infundada no aporta mucho.
Pero vamos al tema. El primer dilema que hay que resolver cuando se traducen poemas que tienen métrica y rima es: ¿traducción en verso libre o traducción rimada?
En este tema hay partidarios de lo uno y de lo otro:
- Los defensores de la traducción libre consideran, a grandes rasgos, que es imposible traducir un poema y reflejar su esencia tal y como la ha creado el autor, y, por tanto, apuestan por traducir los versos libremente, respetando su orden pero sin limitaciones métricas, y cuidando al máximo otros elementos lingüísticos y la belleza de la obra.
- Y luego están los partidarios de traducir el poema con metro y rima. Estos saben que van a traicionar la composición original por todas partes; se dedicarán a contar sílabas y calcular rimas, lo que los obligará a hacer toda clase de alteraciones, pero tratando de reflejar en la traducción el mayor número de elementos posible y manteniendo la esencia de la obra. Luego ya cada uno decide qué es eso de «la esencia»…
Yo me encuentro entre los partidarios de mantener en la traducción una métrica y una rima lo más regulares posible. Es un ejercicio muy grato, aunque esta decisión, de por sí, podría prestarse a una lluvia de críticas.
En Retratos gatunos y Destinos perrunos los versos originales en francés tienen cierta estructura métrica, pero muy relajada. En cuanto a la rima, abunda el verso pareado, y las estrofas son de composición libre; en general no responden a ninguna estructura clásica. Y en cuanto a la métrica el autor también es relativamente libre; los versos no tienen números de sílabas regulares, salvo en algún caso. Así pues, lo primero que había que decidir en la traducción de estos poemas era:
- ¿Hacer una traducción en verso libre, sin métrica ni rima? Pegas: aunque intentamos buscar giros atractivos, la narración quedaba muy sosa, una descripción llana y sin gracia.
- ¿Mantener una estructura igual de relajada que la original: pareados, sílabas irregulares, etc.? Pegas: en francés este estilo tiene fuerza, pero no funcionaba bien en castellano. No logré encontrar un estilo equivalente al del autor, y todo juego musical se perdía entre líneas. El resultado eran unos poemas que al lector español le parecerían mal hechos.
- ¿O bien construir poemas con una estructura más regular? Pegas: al hacerlo nos estábamos tomando cierta libertad, porque el autor no había construido los poemas así exactamente.
Al principio hicimos algunos intentos de las dos primeras opciones, es decir, una traducción libre de algunos poemas y una traducción con estructura métrica relajada. Pero el resultado era tan fallido que al final decidimos construir estrofas que respetaran el número de versos originales, pero que tuvieran una estructura regular de sílabas, acentuación y rima. La lectura era muchísimo más rica y amena así, con su musicalidad, porque le daba un toque muy original y, en definitiva, respetaba más la intención del autor que la mera traducción lineal del texto, que no era ni chicha ni limonada. Es decir, quizá traicionamos la forma original, pero procuramos respetar el contenido de cada poema, sus ironías, su tono, su léxico y sus imágenes. Y para hacer este trabajo me asignaron de nuevo a I. C., experto en poesía que ejerció de mentor con infinita generosidad.
Todos los poemas traducidos de estos dos libros, aunque no se luzcan demasiado, están trabajados en cuanto a estructura y contenido. Cada uno de sus aspectos, desde la rima consonante o asonante hasta la acentuación de las sílabas dentro de cada verso, responde a horas de reflexión. Y los que carecen de estructura se hicieron así porque el poema original también era libre, y eso sí que no lo podíamos traicionar. Una cosa era apretar un poco más la rima y otra (prohibida en mi opinión) poner rima a un poema que en francés no la tenía.
En todo este proceso tratamos de combinar las exigencias técnicas que nos habíamos impuesto con el contenido material de los versos. Casi siempre lo lográbamos, pero a veces tropezábamos con situaciones difíciles en las que, por ejemplo, había que meter tal palabra sí o sí, pero no encajaba bien en el número de sílabas, y entonces dábamos prioridad al contenido lingüístico del poema (que era esencial) sobre la forma (que en definitiva era una decisión nuestra y, por tanto, secundaria); en esos casos difíciles, nuestras sílabas y nuestra rima seguían encajando bien, pero a lo mejor la acentuación de ese verso no era todo lo fluida que deseábamos. En fin, hicimos un gran esfuerzo.
Un par estrofas para mostrar el proceso de traducción. Como se ve, tienen una estructura, pero es bastante irregular. Las rimas aparecen en rojo:
Estrofa 1
« Non de non ! » se disait Raymond.
« Il y a un an, je rentrais dedans. »
Ce panier en osier osait lui résister.
Les pattes arrière, la queue, le derrière
Passaient encore, le reste demandait un effort.
En esta estrofa hay rimas internas dentro de cada verso (en [on], [an], [é], [ère] y [or] y con sonoridad en [s] en el tercer verso. Pero sin regularidad en las sílabas: 4+6, 4+6, 7+7, 5+6 y 5+10.
Estrofa 2
De notoriété publique, les chats étaient
La grande passion de madame Monique.
Chaque fois qu’elle venait en ces lieux,
Nous lui sortions le grand jeu !
Esta estrofa tiene versos de 12, 11, 10 y 8 (más o menos, según se marquen bien las sílabas o se elidan en la lectura), y la rima es bastante personal: publique/Monique y pareado lieux/jeu.
1. En una primera fase de borrador me limité a traducir cada verso de manera lineal, sin rima ni nada:
Estrofa 1
«¡Que no y que no!», pensaba Raimundo.
«Hace un año cabía dentro».
Aquel cesto se atrevía a oponer resistencia.
Las patas traseras, la cola, los cuartos traseros
aún entraban, pero el resto costaba un esfuerzo.
Estrofa 2
Era de dominio público que los gatos eran
la gran pasión de doña Mónica.
Cada vez que venía por estos lares,
desplegábamos todo el arsenal.
2. En una segunda fase intenté moldear la rima y la métrica, aunque fuera de manera aproximada, y manteniendo todo el contenido del texto:
Estrofa 1
«¡Estoy furibundo!», / se indigna Raimundo.
«¡Si entraba hace un año! / Esto es muy extraño.
¡Ffff! ¿Qué broma es esta?», / el gato protesta.
Las patas traseras / y las posaderas
caben en el cesto, / pero no entra el resto.
En esta estrofa se puede ver que se respetan las rimas internas dentro de cada verso, igual que hace la estrofa original, y que se han cuadrado bien las sílabas: todos los versos son de 6+6. Lo que se ha dejado a medias es el ritmo interno, pues en verde aparecen las sílabas que mantienen un acento rítmico adecuado, pero quedan en rojo sílabas que no deberían estar acentuadas y que deberían corregirse en la medida de lo posible.
3. Mientras tanto se seguía cuadrando la métrica, el editor iba leyendo y revisando el trabajo. Esta imagen y la de más abajo son ejemplos de anotaciones suyas, en las que se ven sugerencias sobre acentos, musicalidad y toda clase de elementos que había que cuidar.
4. Tras recibir este análisis, había que seguir retocando detalles para dejarlo todo lo más cuadrado y lo más sonoro posible. Hasta que, después del último repaso, la traducción recibió el visto bueno para su publicación.
Añado algunos ejemplos más de estrofas traducidas, con su descripción técnica:
Versos de 12 sílabas con hemistiquios de 6+6; cada hemistiquio rima con su pareja en consonante; acento predominante en las sílabas 2ª y 5ª de cada hemistiquio:
«¡Estoy furibundo!», / se indigna Raimundo.
«¡Si entraba hace un año! / Esto es muy extraño.
¿Pues qué broma es esta?». / El gato protesta.
Las patas traseras / y las posaderas
ya están en el cesto, / mas no le entra el resto.
Versos de 12 sílabas con hemistiquios de 7+5. Para la rima, consonante, se ha hecho una concesión a los pareados originales, pero no conviene abusar:
Todo el mundo sabía / que doña Mónica
sentía por los gatos / pasión platónica.
Cada vez que venía / por estos lares,
le hacíamos cucadas / y malabares:
Versos de 8+8 con acentos en las sílabas 3ª y 7ª; rima consonante ABAB, repetida en todo el poema:
Desgarrando la corteza, / puso en marcha su ascensión
rama a rama, piano piano / —pero muy voluntarioso—,
y tan solo consintió / disfrutar la sensación
culminada ya la copa / del espléndido coloso.
Versos alternos de 6+6 (acentos en la 2ª y la 5ª) y de 8 sílabas, con rima consonante ABAB, CDCD, EFEF, etc.:
Al ver sus ojillos / y el negro antifaz,
la pequeña se encandila.
Mirando a su madre, / Marion, contumaz,
le suelta una retahíla:
—Prometo ser buena, / tomarme la cena
y no gritar ni una vez,
sacar buenas notas, limpiarme las botas,
y cuidarte en la vejez.