La traducción de un poema

Dedicado a I. C.

Yo traduje a Nerval de manera incompleta.
Con versos de catorce y al espíritu fiel,
cuadré la rima exacta, imitando al poeta.
Me di por satisfecha. ¡Traductora novel!

Al ver el resultado, me dijo el editor:
«Conviene reparar el verso alejandrino.
No veo la cesura, y no hay ritmo interior.
Tu metro no está mal, pero hay que hilar más fino».

Silabómetro en mano, oí sus sugerencias.
Formé los hemistiquios, medí el peso semántico,
renunciando a algún pie, mas obrando a conciencia.

Y juntos restauramos un estilo romántico.
Un refrán viene al caso: «Jamás te acostarás
sin saber, por lo menos, una cosa o dos más».